miércoles, 25 de julio de 2012

TRAJES TIPICOS EN TENERIFE

Además de los oficios aborígenes como el trabajo en cuero, la talla en piedra y la cerámica, con motivo de la conquista, se incorporaron también las artes textiles, los calados, los bordados, la fragua, la cestería y la tejería.
Las materias primas que para la confección de su indumentaria empleaban los isleños eran  géneros de producción local a base de lana, seda y lino.
Con el lino tejían grandes lienzos, muy estimados por su durabilidad. Con ellos se confeccionaba la lencería personal y doméstica, siendo lisos y más o menos blanqueados para la primera, y con algunas listas de color en el segundo de los casos. Para ropas especiales también se usaban telas más finas de lino o algodón de origen foráneo. 


  La lana del país, de cierta aspereza pero de gran resistencia, permitía la tejedura de tafetanes y sargas que también podían ser con mezclas de lino o algodón. Se empleaba en colores naturales o se teñían con productos de la tierra. Existía mucha afición por los colores saturados y vivos, mezclándolos entre sí dando sorprendentes resultados. 


La seda se teñían en una amplia variedad cromática y con ellas se tejían tafetanes lisos, listados o a cuadros, terciopelo sargas, cintería, galones, etc. Estas telas eran las usadas para la confección de las sayas, jubones y justillos de fiesta , gala y los complementos, como podían ser las medias, los pañuelos, las manteletas, etc. 



El atuendo femenino sigue pautas que tomaron forma en el  Renacimiento, introducidas en el Archipiélago con la colonización. 


Usaban las canarias para cubrir la cabeza prendas de diferentes orígenes y materiales: sombreros de  fibra vegetal o fieltro de confección local; monteras de género tejido de lana de varios tipos. Bajo ellos, prendas tales como mantillas, pañuelos, tocas etc., que podían usarse solas o combinadas entre sí. 


Para vestir el torso empezaban con la blusa de manga larga o corta; sobre ella el justillo, el jubón y la chaqueta. Como complementos, los pañuelos de hombros y mantoncillos y para abrigarse, los capotillos de lana o los grandes mantones de lo mismo conocidos por “sobretodos”. 
De la cintura hacia abajo portaban un número variable de enaguas, el refajo rojo de lana y la enagua exterior o falda. En el siglo XIX se populariza el delantal. Las piernas se visten con medias de lana o lino en sus colores naturales, y en algunas ocasiones especiales, de seda bordadas. El calzado estaba constituido por zapatos de orejas para amarrar o del tipo de escarpín con o sin hebillas. 

Al hombre la cabeza la visten con sombreros de varios tipos, en los que la altura y forma de la copa, así como el tamaño del ala, cambian según el lugar y la época. Muy populares fueron las monteras en casi todas las islas, siendo diversa su forma y maneras de colocarlas, según el clima lo exigiera. 

Sobre la camisa de lienzo usaban el chaleco liso, listado o de seda. Solían tener botonadura metálica y un número variable de bolsillos. Sobre ambos se llevaba la chaqueta, corta y con guarniciones en los ejemplares más antiguaos, y más larga y simple, similar a las actuales americanas, en los ejemplos posteriores. 

Los calzoncillos eran de corte simple recto , su largo y ancho era variables. Su uso ha quedado perpetuado en la ropa de brega de los luchadores de la lucha canaria. Sobre ellos iban los calzones de alzapón , con las perneras muy estrechas y ceñidas por medio de botones que casi siempre se dejaban sin abrochar. Esta prenda solían llegar hasta la rodilla. Durante el siglo XIX los calzones se simplifican perdiendo los botones y ojales, permaneciendo siempre las perneras abiertas por donde asomaban los calzoncillos. 

Para abrigar la zona lumbar, evitar los accidente y sujetarse los calzones y calzoncillos, los hombres usaban el fajín o ceñidor, que solía ser de lana o seda liso, listado o a cuadros. Las piernas las cubrían con medias o polainas, las primeras se hacían de lana, lino o seda bordada para las grandes ocasiones. Las polainas sólo cubrían la pierna y la parte superior del pie. Podían ser de lana o cuero. 

El calzado masculino más usado fue el zapato, en diferentes modelos. Otro tipo de calzado muy popular fueron los llamados majos, especie de sandalia rusticas confeccionadas con pieles crudas, que se ataban al pie por medio de correas del mismo material. Para abrigarse el hombre canario se cubría con diferentes tipos de prendas, como podía ser las capas, los capotes, las mantas, las anguarinas, los marselleses, las camisuelas, etc.



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